“Lo más importante que puede hacer un individuo es ser menos individualista”

Una conversación con Bill McKibben

A medida que descubrimos más y más paralelos entre el COVID-19 y la crisis climática, tenemos una necesidad crítica de entender los sistemas que han perpetuado inequidades sociales y económicas que han exacerbado el sufrimiento causado por ambas, y las soluciones que planeemos para el futuro. 

Tuve la oportunidad la semana pasada de entrevistar a una de las personas que más he admirado, y quien quizás ha tenido uno de los mayores impactos en la lucha contra la crisis climática y ecológica en el mundo. La conversación, como cada vez que leo o escucho hablar a Bill McKibben, me dejó con un sentido renovado de propósito y un profundo aprecio por la comunidad de líderes y activistas de todo el mundo que luchan por un futuro habitable en el planeta y la preservación de sus ecosistemas.

Bill McKibben es la persona responsable de la campaña de desinversión (divestment) en combustibles fósiles, es el fundador del primer movimiento mundial en contra del cambio climático, y es un autor brillante (actualmente tiene una columna semanal para The New Yorker). 

A continuación está una versión editada de nuestra conversación, y traducida por mí al español. Pueden ver el seminario en su totalidad grabado aquí

La intersección del COVID-19  y la crisis climática

Maria Virginia Olano

Maria Virginia Olano (MVO): A medida que la crisis del coronavirus se ha extendido, como muchas otras crisis, ha actuado como una lupa que nos muestra las estructuras sociales que desde antes presentaban problemas significativos para el bienestar de muchos de nosotros, y nuestras comunidades. Quería comenzar esta conversación reconociendo estos problemas, y preguntándole ¿de qué maneras la crisis de esta pandemia ha impactado o cambiado tu enfoque profesional?

Bill McKibben

Bill McKibben (BM): Bueno, he tenido muchos años para pensar en desastres y crisis. No hay un lado positivo en una pandemia como esta, es dolor y trauma hasta el fondo. Pero si vamos a pasar por este dolor y trauma, también podríamos intentar aprender algunas cosas en el camino.

Creo que la primera lección es, y esto puede parecer algo obvio, que la realidad física es real. Vivimos en un mundo donde muchas personas piensan que la economía es más grande que el planeta en lugar de ser al revés. Pero siempre hemos dado por sentado el mundo físico. Bueno, he pasado 30 años tratando de convencer a las personas de que la física y la química son reales, y que no hay compromiso ni negociación con ellas. El microbio COVID ha hecho lo mismo para la biología. No importa con qué frecuencia nuestro presidente se pare ante el lector y lo llama un engaño o dice que los casos se reducirán a cero, nada de esto tendrá el menor efecto sobre el virus. Si el virus dice que hay que pararse a 6 pies de distancia, entonces será a 6 pies de distancia.

La segunda lección es que el tiempo y la velocidad con la que actuamos importa. Tomando el ejemplo de que EE. UU. Y Corea del Sur se enteraron del coronavirus el mismo día de enero, cuando tuvimos el primer caso. ¿Y qué hicieron los surcoreanos? Fueron directamente a actuar con interrupciones modestas. Entonces decidieron, no hay grandes reuniones, vamos a hacer exámenes en masas enormes. Los últimos 5 o 6 días, creo que no ha habido nuevos casos en Corea del Sur. ¿Qué hicieron los Estados Unidos? Nada. Pasamos todo el mes de febrero pretendiendo que nada malo iba a pasar, con un presidente que no se molestó en movilizarse o hacer nada, más preocupado de que pudiéramos asustar a la bolsa. Así que, inevitablemente, terminamos en un lugar horrible, y el daño aquí será enorme económicamente, y más aún, vamos a perder miles de vidas.

Eso es lo que sucede cuando te demoras, y es un análogo casi perfecto sobre lo que hemos hecho o dejado de hacer sobre el cambio climático. Hace 30 años, intervenciones modestas habrían sido suficientes para ponernos en un camino muy diferente. Pero no lo hicimos gracias a la industria petrolera y su interminable campaña de desinformación y negación de los hechos científicos. 

La tercera lección es que la solidaridad social es importante. Mucho. Crecí a la sombra política de Ronald Reagan, mucho antes de tu tiempo. Pero tú también vives en ese mundo, un mundo en el que él estaba convencido de que los mercados resolvían todos los problemas, y que nuestro trabajo era sólo perseguir el interés individual, y el gobierno era el problema, no la solución. De hecho, la frase que siempre usaba era “Las nueve palabras más aterradoras en el idioma inglés son: ‘Soy del gobierno y estoy aquí para ayudar'”. Pero resulta que esas no son las palabras más aterradoras, resulta que esas palabras son “Lo siento, nos hemos quedado sin ventiladores” o “La ladera detrás de su casa se incendió”. Y los problemas colectivos que afrontamos hoy en día, las pandemias o los desastres ambientales, no los podemos solos. Esos son los problemas que tenemos que resolver en colectivo con otras personas y tomando el tipo de acción efectiva que solo los gobiernos pueden tomar, y ahora estamos descubriendo lo que sucede cuando destruimos ese sistema y esa forma de pensar.

Con suerte, a medida que salgamos de esto, podremos tomar estas lecciones: estaremos más familiarizados con la realidad física, menos tolerantes a los retrasos y más convencidos de que estamos todos juntos en esto. 

Hay un impulso comprensible de solo querer volver a la normalidad, pero lo normal ya era una crisis. Una crisis de aumento de la temperatura y una crisis de desigualdad social y económica. Y esas son cosas que a la larga no podemos tolerar. 

Las industrias de combustibles fósiles y el “pico petrolero”

Maria Virginia Olano

MVO: Una de mis líneas favoritas que te he escuchado decir es que en los últimos 10 años los ingenieros han hecho su trabajo tan bien como los políticos lo han hecho mal. 

La realidad es que ya tenemos las soluciones tecnológicas, o lo que se llamaría una vacuna en términos del coronavirus, cuando se trata de resolver algunos de estos problemas energéticos y climáticos. Quería preguntarte sobre la idea del pico petrolero, el momento en el cual se alcanza la tasa máxima de extracción global de petróleo y tras el cual la tasa de producción entra en un declive terminal. Estamos viendo a la industria petrolera en una gran crisis ahora, ¿Has estado pensando en esto y cuál sería el significado para una transición más grande, y el declive de estas industrias?

Bill McKibben

BM: Sabes que solíamos pensar, incluso hace un año o dos, que el pico petrolero se alcanzaría, siendo muy optimistas, a principios o mediados del 2020. Las compañías petroleras esperaban que sería más bien en el 2040 o 2050. Creo que ahora está muy claro que el máximo de la extracción de petróleo casi seguro ya se alcanzó en el planeta en el 2019. El consumo del petróleo bajó al menos un 10% este año debido a la crisis de COVID. Ahora eso se recuperará, ya sabes, a medida que las personas comiencen a usar energía nuevamente a medida que volvemos a abrir las economías. Pero, mientra eso  ocurre, hay un buen chance de que parte de ese 10 por ciento será recuperado por energías renovables, que son más económicas.

Maria Virginia Olano

MVO: A menudo has hablado de dos palancas que tenemos que utilizar en términos de poner presión sobre las industrias de combustibles fósiles: la política y la financiera. Hemos hablado un poco de ambas, pero quería abordarlas un poco más. ¿Que tenemos que hacer para cambiar los sistemas que han perpetuado el poder de estas industrias para poder seguir contaminando el planeta?

Bill McKibben

BM: Sí, así que hablemos de esas 2 palancas. Entonces, el primero es el político, y claramente, todo se volverá mucho más fácil si tuviéramos una administración y un Congreso en Washington que no consideraran la ciencia climática como un engaño, y no estuvieran involucrados con la industria petrolera. Sin embargo, incluso en las mejores circunstancias, los sistemas políticos se mueven lentamente, e incluso en las mejores circunstancias, Washington ya no domina el mundo entero. Esa es la razón por la que debemos trabajar mucho más en los sistemas financieros. 

En cuanto a la industria financiera, escribí un artículo largo sobre esto para The New Yorker el verano pasado que explica este caso, el punto del artículo fue que los grandes bancos, las compañías de gestión de activos, y las aseguradoras, son responsables por la contua financiación de proyectos y compañías fósiles. Esto surgió del trabajo que hemos estado haciendo en torno a la desinversión (divestment) en combustibles fósiles. Tenemos $ 14 mil millones de dólares en dotaciones y carteras que se han despojado en parte o en su totalidad de inversión en combustibles fósiles, y eso ha sido muy efectivo. Los mercados reaccionan con enorme velocidad a la nueva información y cambios, no son como el Congreso o los gobiernos que reaccionan lentamente. Y también reaccionan globalmente. Puede que Washington ya no gobierne el mundo, pero Wall Street todavía lo hace.

El movimiento global contra la crisis climática

Maria Virginia Olano

MVO: Quiero hablar sobre el papel de la desobediencia civil. Las cuarentenas globales en respuesta a la pandemia del coronavirus, ha tenido que cambiar la estrategia de protesta y demostraciones sociales que hemos visto en los últimos años. Pero quería preguntarte, ¿qué papel consideras que la desobediencia social  tiene que jugar en este movimiento, y en la lucha contra la crisis climática en general?

Bill McKibben

BM: Bueno, es un poco difícil saber aún cómo hacemos todo esto en línea por internet, todos estamos mirando y descubriendo. Esperamos que no dure para siempre, porque la desobediencia civil es algo notable. El último capítulo de mi último libro, Falter, argumentó que los dos inventos más importantes del siglo XX fueron el panel solar y el movimiento social no violento. Y creo que, tomados en conjunto, son lo que nos da esperanza en este siglo. 

Es casi como si el pacifismo social fuera un tipo de tecnología en sí misma, iniciada por los sufragistas, por el Doctor King, por millones y millones de otras personas cuyos nombres no conocemos o hemos olvidamos. Y lo que han descubierto es un tipo de tecnología que permite que los pequeños y los muchos se enfrenten a los poderosos y a los pocos, que es precisamente la posición en la que estamos.

Así que creo que ha sido muy bueno ver cómo funciona ese poder colectivo. Por ejemplo, al comienzo de la pelea sobre el oleoducto Keystone en 2011, 1,200 personas fueron a la cárcel por protestar ese oleoducto, y género cantidades enormes de prensa cautivando la audiencia nacional. Por estas protestas, 800,000 barriles de petróleo cada día se han quedado sin extraer por los últimos diez años, y también se demostró que era posible resistir hasta gran petrolero, algo que nadie sabía antes. Hoy en día, hay costos sociales enormes para poder construir nuevos proyectos de extracción, porque sabemos el poder que tiene la gente cuando se organiza en resistencia contra ellos.

Maria Virginia Olano

MVO: Estás comenzando a hablar sobre el poder de las personas y realmente el poder de este movimiento climático mundial, que está pasando por un momento muy emocionante en términos de inclusión y diversidad. Quería hacer un poco de introspección y tener tu opinión sobre ¿por qué es tan importante que la interseccionalidad sea intrínsecamente parte del movimiento y parte de todas las soluciones?

Bill McKibben

BM: Bueno, creo que ha sido una de las mejores partes de cosas como el Green New Deal, y entender que no podemos darnos el lujo de lidiar con una pequeña parte de esto a la vez. Tal vez si hubiéramos comenzado hace 30 años, podríamos simplemente imponer un pequeño impuesto al carbono, y luego las cosas mejorarían y así sucesivamente, y luego eliminarían los otros problemas en el futuro. La buena noticia es que las personas que viven en comunidades de primera línea y las comunidades indígenas alrededor del mundo básicamente están liderando la lucha climática.

Creo que, sobre todo, el ascenso del liderazgo indígena en el movimiento climático ha sido la historia más bella de la última década. Y no solo aquí, por cierto, en América del Sur, en el Pacífico Sur, en Australia, en África, en todas partes, las comunidades indígenas juegan un papel muy importante en esta lucha. Hay algo maravilloso en el hecho de que las tradiciones de sabiduría más antiguas del planeta y las tradiciones de sabiduría más nuevas están sincronizadas. Las tradiciones indígenas y la vista desde los satélite y la supercomputadora ambas tienden a decirnos es que esta idea que tenemos sobre el crecimiento económico sin fin es una tontería, y no es sostenible.

Maria Virginia Olano

MVO: Y déjame decirte que esta es una de las cosas que más admiro de ti, porque no solo hablas de “pasar el micrófono”, sino que realmente lo haces, y eso es muy importante. Me encontré pensando en una pieza que escribiste para Rolling Stone, donde cuentas una historia sobre tu hija diciéndote: “Creo que probablemente deberías ser menos famoso en los próximos años”, no porque tu trabajo sea menos relevante, sino porque el movimiento necesita menos líderes y más personas comprometidas y que hagan el trabajo. Tengo curiosidad por saber si tienes alguna reflexión sobre cómo ser un mejor aliado y elevar las voces de personas que históricamente han sido marginalizadas.

Bill McKibben

BM: Para mí, esa es la parte divertida. Todo lo que siempre soñé por ver era un gran movimiento social en contra de la crisis climática. Qué privilegio ver como ha crecido el interés y el compromiso con querer ver un mejor futuro y remediar muchos de los problemas que hemos sabido existen hace tanto tiempo. Que placer es ver a todos los estudiantes y la gente joven trabajando en estas campañas. Jóvenes como Varshini Prakash, quien fundó el Sunrise Movement, y ha trabajado con AOC (Alexandria Ocasio-Cortez) para ser la líder del Green New Deal. 

Qué divertido, sobre todo, ver emerger a todos los niños de secundaria y secundaria. Greta Thunberg es magnífica, y ha sido un gran placer conocerla y, por cierto, estoy muy agradecido de poder informar que tanto ella como su padre parecen estar recuperándose del coronavirus y se sienten mucho mejor. Pero hay 10,000 Greta Thunbergs alrededor del mundo.

Maria Virginia Olano

MVO: Para concluir, quería terminar con una pregunta: ¿Qué le dirías a su yo más joven sobre la construcción de movimientos, la organización o, en particular, la narrativa que tomamos al crear conciencia sobre el problema climático, que podría servir como consejo a quienes estamos apenas empezando?

Bill McKibben

BM: María, es una gran pregunta. Creo que me llevó mucho tiempo, y creo que le tomó mucho tiempo al movimiento, comprender que los cambios y la sostenibilidad individual, tan importante como es, no es la forma en que vamos a resolver esta crisis. Ya hemos pasado el punto en que puedes hacer que las matemáticas de reducción de emisiones funcionen un Prius a la vez. Así que creo que mi mantra en los últimos años se ha convertido en “lo más importante que puede hacer un individuo es ser un poco menos individualista y unirse con otros en movimientos lo suficientemente grandes como para hacer un cambio”. No necesitamos a todos en el mismo lugar. No necesitamos el 51% de las personas todo el tiempo. Necesitamos un segmento fuerte de la población realmente comprometido en esta lucha y trabajando duro todos los días por el cambio.

Article Images: Photo Illustrations by Amanda Griffiths, Climate XChange; Bill McKibben Photo by Nancie Battaglia; Activist Photo by Ahmed Bibi on Unsplash; Smoke Stack Photo by Mike Burton on flickr. Smoke Photo by veeterzy on Unsplash; Mask photo by NurseTogether on Wikimedia Commons